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Posgrado en Ciencias Sociales: Desarrollo Sustentable y Globalización

Líneas de Investigación

Líneas de Generación y Aplicación del Conocimiento (LGAC)

Las líneas de generación y aplicación del conocimiento (LGAC) del posgrado dan cuenta tanto de reflexiones teóricas de vanguardia respecto a procesos sociales, económicos, culturales, políticos y ambientales contemporáneos, como de nuestra aspiración transdisciplinaria, que se reflejan en tres líneas de generación y aplicaciones del conocimiento (LGAC):

a) LGAC (A): Sustentabilidad y cambio social

Desde su origen, el doctorado DESyGLO se ha decantado hacia una noción de sustentabilidad entendida como el proceso permanente para la construcción colectiva y participativa de cambios sociales basados en transiciones socioecológicas. Es decir, como un proceso social complejo, multifacético, que transcurre a diversas escalas y que es promovido por una multiplicidad de actores (Toledo, 2015). Los integrantes de esta línea suscribimos su estudio dentro del vasto y prolífico campo de las ciencias de la sustentabilidad, en el cual, por la naturaleza de nuestro posgrado, nos situamos en el área de las ciencias sociales y las ambientales desde una perspectiva crítica.

Reconocemos que es necesario analizar críticamente la tensión entre la satisfacción de las necesidades humanas y el uso de los ecosistemas desde una perspectiva transdisciplinaria (historia ambiental, ecología política, geografía crítica, antropología ambiental, etnobiología, oceanografía social, economía ecológica, estudios de género y filosofía ambiental, principalmente), considerando como centrales en este proceder la participación de actores comunitarios, académicos, gubernamentales y de asociaciones civiles. Sin embargo, consideramos que la construcción de sociedades sustentables implica que la sustentabilidad no sea comprendida como una meta, ni como el inicio de un nuevo periodo histórico y, mucho menos, como un calificativo del concepto y proceso de desarrollo.

Para lo anterior, buscamos contribuir al proceso de reflexión y construcción del campo analítico de la sustentabilidad que ocurre desde el último cuarto del siglo XX, haciendo énfasis en explicar la dicotomía entre la sustentabilidad “débil” y la sustentabilidad “fuerte” (Gudynas, 2000). El punto de inflexión esencial entre las orientaciones “débiles” y “fuertes” de la sustentabilidad consiste en el grado de transformación social que implica cada una de ellas, así como en la dimensión temporal en la que se sitúan. También radica en el tipo y alcance de las acciones y medidas específicas que se incorporan en el horizonte de la transición hacia sociedades sustentables, que es limitado en el primer caso y profundo en el segundo (Leal, 2008).

La extensa aplicación del concepto de sustentabilidad, que en su visión más amplia implica cambios sociales basados en transformaciones socioecológicas, se traduce en la ineludible necesidad de construir un diálogo transdisciplinar que permita considerar la sustentabilidad desde su complejidad y diversidad. A pesar de la amplitud que comprende el paradigma de la sustentabilidad en el campo de las ciencias sociales, nuestro posgrado se enfoca en algunos aspectos de la realidad social contemporánea que ejercen gran influencia en los procesos impulsados por los movimientos feministas, ambientalistas, pacifistas, altermundistas, de autogestión comunitaria y de sustentabilidad urbana (Pacto Ecosocial del Sur. América Latina y Caribe, 2020).

En paralelo, analizamos los retos de la situación mundial actual con la mirada puesta en la tensión local-global y la complementariedad pasado-presente-futuro. En esta esfera, es central la discusión sobre los procesos de profundización y extensión de la democracia y la ciudadanía como precondición para el cambio social y la construcción de sociedades sustentables. Es por ello que en nuestro entorno académico la relación entre sustentabilidad y política contribuye al análisis de los procesos de autodeterminación de los pueblos originarios y de las comunidades locales o regionales con relación a poderes centralizados, así como a las reivindicaciones de equidad en las relaciones de género, y entre generaciones y culturas.

Esta dimensión política de la sustentabilidad permite abordar procesos de profundización democrática y, por tanto, analizar críticamente los retos que enfrenta la gobernabilidad democrática de nuestro tiempo. Implica al menos, la actualización de los derechos humanos, la participación ciudadana ampliada (mujeres, indígenas, jóvenes y otros grupos con vindicaciones alternativas) en la toma de decisiones, la participación de la ciudadanía en los sistemas políticos, la descentralización en la gestión del poder y el análisis de instituciones para la construcción de democracias participativas y descentralizadas. Ese análisis cuestiona nociones tradicionales de la globalización como un fenómeno unívoco, natural e irreversible y apuesta por una postura globalista, más que globalizadora, en la que es posible una salida a las contradicciones del capitalismo contemporáneo.

Sin duda, la exacerbación del saqueo desarrollista y sus formas neo-extractivistas globales (Gudynas, 2009) agudizan el deterioro de los ecosistemas, el agotamiento de los recursos vitales, el despojo de los grupos sociales más vulnerables (Harvey, 2005) y la desarticulación del Estado, entre otros aspectos que componen la severa problemática socioecológica actual. Sin embargo, no es posible renunciar a las incumplidas promesas del desarrollo: seguridad alimentaria, cobertura integral de salud, acceso general a la educación, vivienda digna, empleo justamente remunerado, democracia directa y participativa, medio ambiente sano, etcétera. Por ello, es indispensable encontrar caminos que efectivamente conduzcan hacia la satisfacción de esas necesidades, lo que implica un cambio social profundo que debe ser acompasado con nuevas formas de pensamiento crítico y acción colectiva.

La reformulación y resignificación de conceptos que superen los anteriores, desacreditados y desgastados, es parte intrínseca del cambio social que requiere la humanidad para lograr una vida humana digna, segura, duradera y equitativa. De tal suerte, ante el bienestar se presenta el buen vivir o la vida buena, al desarrollo el pos desarrollo, al crecimiento el decrecimiento, y al desarrollo sustentable la sustentabilidad. Sin embargo, este último concepto es uno de los más delicados de aprehender en su sentido crítico. Al decir de Leonardo Boff, cuando deja de ser empleado como adjetivo para serlo como sustantivo, la sustentabilidad “exige un cambio de relación con la naturaleza, la vida y la Tierra. El primer cambio comienza con otra visión de la realidad” (Boff, 2011).

En ese sentido, en las últimas décadas se han forjado corrientes de pensamiento antisistémico cuya finalidad trasciende la idea de cambiar el mundo, por la propuesta activa y creativa de construir mundos nuevos (Esteva, 2009). Es por ello que el concepto de sustentabilidad está indisolublemente ligado al cambio social, es decir a la generación de nuevas relaciones sociales (más comunitarias y menos individualistas), de nuevas formas de producir (para la vida y no para el mercado; De Sousa Santos, 2011), de consumir (para satisfacer las necesidades y no para mantener la insatisfacción consumista; Riechman, 2017), nuevos valores (menos antropocéntricos y más biocéntricos; Toledo, 2010), nuevas formas de concebir el espacio (de manera vital y no privada; Lefebvre, 2013), el tiempo (como una oportunidad y no como capital; Leff, 2004) y la vida misma (ética y ontológicamente; Escobar, 2017).

En paralelo, es necesario considerar un fenómeno que crecientemente se manifiesta como realidad: la urbanización completa de la sociedad que avizorara Lefebvre hace 50 años (Lefebvre, 2003/1970). Estrechamente ligados a la industrialización que ocurrió en el Norte global a partir del siglo XIX y que es actualmente una de las principales características de los países del Sur global, los procesos de urbanización planetaria reconforman y colonizan las zonas rurales y, al mismo tiempo, transforman y, parcialmente, destruyen las ciudades históricas. No se trata sólo del ambiente construido en las zonas urbanas existentes, sino la expansión generalizada, en todas sus formas, de un tejido urbano que de manera incesante si bien fragmentaria, se extiende sobre el planeta entero, incluyendo las superficies terrestres, los océanos, la atmósfera, los espacios subterráneos, todos transformados para servir los propósitos de la industrialización capitalista, que permite la dominación de la ciudad sobre el campo (Brenner, 2014).

Es necesario entender el carácter unitario de la urbanización como producto estructural de ciertas prácticas sociales y determinadas estrategias políticas, y no su presupuesto, para de esa forma posicionar la investigación urbana y la destrucción creativa del espacio político y socioeconómico en el centro de la teoría y de la problemática urbana: la extensión de los procesos de destrucción creativa capitalista que afectan al planeta entero y no la supuesta conformación de una megalópolis a escala mundial. En el ámbito regional, una línea adicional de investigación tiene que ver con la producción del espacio en ciudades medias turistizadas, que tiene resonancia a las escalas globales, media y local.

Si bien prometedora en tanto concepto, la sustentabilidad plantea serios desafíos: ¿Es aún posible lograr la sustentabilidad? (Worldwatch Institute, 2013). Para responder esa pregunta crucial es indispensable considerar el rápido avance y las profundas consecuencias del colapso civilizatorio (Riechmann et al., 2018) que vivimos, tanto en sus aspectos ecológicos, como energéticos, financieros, políticos y sociales. Pero, también es necesario tomar en cuenta la dificultad que tienen la medición y la concreción de la sustentabilidad, ya que plantea problemas en múltiples escalas, y una diversidad de aspectos y valores. Avanzar hacia la sustentabilidad de la vida humana y más que humana (Rozzi et al., 2008) y de sus complejas relaciones socioecológicas, requiere la generación de conocimiento transdisciplinario y socialmente comprometido capaz de contribuir a la construcción de transiciones socio ecológicas que requiere el cambio social. El trabajo entre estudiantes y profesores del posgrado pretende contribuir –aún modestamente– en ambos sentidos.

Bibliografía

b) LGAC (B): Desarrollo, ambiente y sociedad

Como muchos conceptos en las ciencias sociales, el desarrollo es polisémico y ha sido objeto de una gran variedad de definiciones e interpretaciones. El desarrollo quiere decir, o debe querer decir, la construcción de un mundo mejor para todas y todos o bien, la generación de las condiciones adecuadas para el pleno florecimiento humano (Damián, 2007). En un planeta sumamente desigual en términos de ingresos, una vida mejor significa el acceso a los medios para satisfacer las necesidades básicas: alimento suficiente y apropiado para una vida saludable, un lugar seguro dónde vivir, acceso a la educación y los servicios de salud, etc.; de ahí en adelante el curso que tome el desarrollo está sujeto a las visiones materiales y culturales de las diferentes sociedades.

Aunque parecería haber un acuerdo general en los términos previamente enunciados, existe un enorme desacuerdo sobre cómo acceder a las condiciones referidas, es decir, qué es (y qué no es) el desarrollo. Un texto reciente (Peet y Hartwick, 2015), divide el análisis del desarrollo en dos partes: las teorías convencionales y las teorías críticas. Entre las primeras se encuentran las teorías clásica y neoclásica, la teoría keynesiana, la interpretación neoliberal, y la conceptualización del desarrollo como modernización. Entre las teorías no convencionales, figuran la interpretación marxista del desarrollo, el posestructuralismo, el poscolonialismo y el posdesarrollismo, las teorías feministas del desarrollo y la corriente que los autores favorecen, el modernismo crítico y el desarrollo democrático.

La variedad de interpretaciones del mismo fenómeno refleja, fundamentalmente, las diversas posturas políticas de los proponentes, sus perspectivas filosóficas y, en la academia, incluso su orientación profesional, sea esta económica, sociológica, antropológica, etc. Sin duda la orientación política resulta ser de gran importancia, de forma tal que las teorías “convencionales” en general aceptan las estructuras capitalistas como los componentes del mejor tipo de sociedad posible, natural e inevitable, producto de la “naturaleza humana”. A su vez, las teorías críticas encuentran que la sociedad capitalista existente es fundamentalmente defectuosa e imperfecta, amoral y contraria a la ética (Peet y Hartwick, 2015; Cullenberg, Amariglio y Ruccio, 2001).

Desde la época de posguerra hasta los años noventa, el desarrollo continuó siendo casi un sinónimo de crecimiento y su herramienta de medición fue el PIB agregado; pero, sobre todo, el PIB per cápita fue la medida corriente del nivel de desarrollo. Desde los años 1990, el concepto desarrollo ha sido complementado con los objetivos: humano, sustentable, local, verde, etc. Las agencias internacionales (BM, BID, FMI, PNUD) reconocieron que el desarrollo anterior a 1990 ha creado impactos negativos como el deterioro del medio ambiente y el aumento de la desigualdad, pero que, al aprender de los errores, era posible reformularlo y renovarlo.

Entre los conceptos que han modificado al desarrollo el más exitoso ha sido el de desarrollo sustentable, ya que además de ser el más ambiguo fue el que pretendía atender la problemática ambiental, que en este siglo alcanza ya niveles críticos. En torno al desarrollo sustentable se intercalaron principalmente los aspectos económicos, sociales y ambientales lo que promovió el fomento a la política ambiental mundial, y rápidamente todo se pintó de verde y se enfatizó la búsqueda y logro del desarrollo sustentable, para así ser mejor aceptado, tanto en el Norte como en el Sur globales.

El concepto de desarrollo sustentable ha sido complementado por la formación y aplicación del actual concepto de desarrollo humano (Sen, 2003), que pone más énfasis en el mejoramiento del nivel de vida de la sociedad y que pretende ser adoptado formalmente por instituciones internacionales. El Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD), ya utiliza el índice de desarrollo humano (IDH) que sintetiza los logros medios obtenidos en las siguientes dimensiones básicas: calidad de vida, longevidad y nivel de conocimiento. En el mundo del conocimiento, la fecunda oposición al desarrollismo abierto o disfrazado ha creado alternativas teóricas y metodológicas inter y transdisciplinarias para el análisis de la relación entre los sistemas económicos, socioculturales-políticos y ecológicos. Esto ocurre, por ejemplo, en las disciplinas de economía ambiental y de los recursos naturales, economía ecológica, ecología política, sociología ambiental, historia ambiental, sociobiología, geografía humana, geografía crítica y planificación estratégica y participativa, entre otras. Uno de los grandes retos de las ciencias sociales es el tema de las interacciones entre la dinámica socioeconómica y la ambiental, a nivel regional y local, frente al proceso de globalización. En el ámbito ecológico global destacan los retos que a nivel regional presenta el cambio climático, la deforestación y desertificación, el adelgazamiento de la capa de ozono y la contaminación del mar y el suelo. La reestructuración de la sociedad –tanto en su aspecto político, social y en sus visiones y valores– es lo que Drucker (2013) llama la sociedad postcapitalista, estableciendo que en ella es el conocimiento el nuevo recurso que ha de dominar, dejando de lado el capital, la tierra y las edificaciones. Cuanta más instrucción tenga una persona, más va a necesitar. La educación no será únicamente la otorgada por la universidad, será una empresa conjunta entre universidad, entorno socioeconómico y conocimientos tradicionales. En la sociedad postcapitalista las organizaciones son agentes de cambio, ya que regeneran procesos, herramientas, productos y trabajos; es una destrucción creativa (Schumpeter, 1996 y 2010) que abandona lo establecido, lo familiar, los productos y procesos. La causa está en el saber, y dado que éste cambia rápido, son necesarias la innovación en los procesos de producción, tecnologías y la organización social en vías de la sustentabilidad.

Antes, la empresa sólo tenía una responsabilidad: los resultados económicos que deberían ser siempre positivos y mayores e iguales al coste del capital (Friedman, 1989). Hoy en día se hace necesario que la empresa tenga una responsabilidad con la comunidad y la sociedad. Por lo tanto, es importante profundizar en el estudio de la responsabilidad social empresarial y en la creación de empresas sociales cuyo objetivo principal no es la generación de ganancia, sino la solución de ciertos problemas de la sociedad contemporánea (p.e. procesamiento de desechos, generación de energía limpia, etc.).

El desarrollo regional consiste en un proceso de cambio estructural localizado que se asocia a un permanente proceso de progreso de la propia región, de la comunidad o sociedad que habita en ella y de cada individuo miembro de tal comunidad y habitante de tal territorio. Esta definición muestra su complejidad al combinar tres dimensiones: espacial, social e individual (Boisier, 1998). Lo local es un concepto relativo a un espacio más amplio. No puede analizarse lo local sin hacer referencia al espacio más abarcador en el cual se inserta (municipio, estado, nación). Además, en muchos procesos hay que incluir la dimensión internacional. Actualmente, se usa la contraposición ‘local/global’ mostrando las paradojas y relaciones entre ambos términos.

En 2015 todos los países miembros de la Organización de Naciones Unidas aceptaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sustentable, conformada por 17 objetivos de desarrollo sustentable (ODS). A través de su formulación de aspiraciones y su agenda de acciones, los ODS ofrecen un marco coherente para avanzar en los diferentes asuntos del desarrollo a través de metas que enfocan de manera equilibrada las dimensiones económicas, sociales y ambientales del desarrollo sustentable. También incluyen aspectos de gobernanza e instituciones. La lógica implícita en los ODS los hace interdependientes ((Nilsson y Weitz, 2019), y esta interdependencia muestra que es imposible tener avances socioeconómicos, sin atender al mismo tiempo los aspectos ambientales (incluyendo al cambio climático).

La cooperación Sur-Sur (CSS) y la cooperación triangular (CT) es un medio novedoso y creciente para mejorar la transferencia de tecnología y los nuevos conocimientos, disminuyendo la tradicional forma de cooperación Norte-Sur, y, por lo tanto, los elementos de desigualdad que ésta encierra (Di Ciommo, 2017). La CSS contribuye al bienestar de los países en vías de desarrollo y es una vía importante hacia el cumplimiento de los ODS. Por medio de la Cooperación Sur-Sur y Triangular, los países pueden determinar sus necesidades de tecnología y conocimiento, así como encontrar soluciones a largo plazo, que son sustentables, eficientes y económicamente viables.

El paso del modelo económico del estado de bienestar, vigente en la llamada Edad de Oro del capitalismo contemporáneo –los “Treinta Gloriosos” años entre 1950 y 1980-, al neoliberalismo / neoconservadurismo actualmente existente en buena parte del mundo, se ha caracterizado por el significativo abandono por parte del Estado de las responsabilidades de apoyo económico, educativo y sanitario que caracterizaron al período anterior. Como Thomas Piketty (2014) y otros investigadores han demostrado, el régimen que ha prevalecido desde los ochenta ha traído consigo un enorme incremento en la desigualdad a todas las escalas, global, nacional y local, de tal manera que la situación actual se asemeja a la imperante en los años veinte del siglo pasado. La desigualdad, afirma el sociólogo Goran Therborn (2015), es una violación de los derechos humanos: “no sólo se trata del tamaño de nuestras carteras. Es un orden sociocultural que …reduce nuestras capacidades para funcionar como seres humanos, nuestra salud, nuestro auto respeto, nuestro sentido del ser, así como nuestros recursos para actuar y participar en este mundo” (Therborn, 2015, p. 11).

Literalmente, la desigualdad es un campo de exterminio, y millones de personas mueren prematuramente por su causa. Nos compete entonces en el posgrado examinar las causas y manifestaciones de la desigualdad, ocasionada en gran parte por los patrones de desarrollo desigual que son una característica fundamental del capitalismo, en particular durante la actual era de la globalización neoliberal. Para aliviar los problemas de desigualdad y pobreza, así como elevar el nivel de vida de las comunidades rezagadas, la investigación sobre el desarrollo y la sustentabilidad tiene que convertirse en investigación-acción que contribuya directamente al desarrollo comunitario al ofrecer alternativas para el desarrollo y socializarlas por medio de folletos, boletines y foros de difusión de nuevas oportunidades, así como de las políticas gubernamentales de capacitación y financiamiento. A través de procesos de interacción entre las comunidades y los universitarios, la creciente producción de audiovisuales tanto de ficción como de realidad documental, podría ser una herramienta para generar discusiones y retroalimentaciones que contribuyan a la solución de diversas problemáticas.

Bibliografía

c) LGAC (C): Globalización, integración económica e interculturalidad

Pese a su extendido uso, el término globalización no es en absoluto un concepto de fácil definición; por el contrario, puede aludir a muy distintos aspectos, no todos ellos referidos al mundo contemporáneo. Somos conscientes de que no existe en el ámbito de las ciencias sociales el mínimo consenso acerca de la naturaleza y el alcance del vocablo; pero, más allá de las ambigüedades a las que pueda llevar, es un hecho que su inclusión en el nombre mismo de nuestro posgrado lo convierte en un asunto fundamental a resaltar y acotar conforme a los intereses de los integrantes del NAB.

Independientemente de sus múltiples formas de abordar el concepto globalización, los aspectos relacionados con la LGAC (C.) Globalización, integración económica e interculturalidad, siempre atravesados y relacionados con los que de manera circunstancial, pero no definitiva han sido abordados en las otras dos, atienden a la proliferación creciente de flujos, redes y transacciones que ya no están sometidos a las constricciones propias de las distancias territoriales y de la localización en espacios delimitados por fronteras, incluida, por supuesto, la circulación de los bienes culturales.

En esta línea ubicamos de manera preponderante a la cultura, otro concepto polisémico del que nos interesa recuperar el hecho de que privilegiamos una manera de concebir la cultura que implica no disociarla nunca de los sujetos sociales que la producen, la emplean o la consumen, analizando no solamente sus formas objetivadas (cultura material), sino las subjetividades involucradas en el uso y circulación de los códigos simbólicos. Más que señalar la importancia de la cultura a partir del concepto de interculturalidad, nos interesa recalcar el hecho innegable de que, a pesar de las tendencias homogeneizadoras de la globalización, la cultura sigue funcionando como operadora de diferencias, porque su riqueza radica precisamente en su diversidad.

La reflexión que hacemos sobre cultura está profundamente vinculada con el desarrollo de la tecnología y con el avance del capitalismo que puso a los europeos en contacto con muy diversas costumbres y modos de enfrentar los problemas de la existencia. Desde entonces y hasta ahora, nuestra reflexión tiene que ver con pensar y aplicar, desde una perspectiva compleja y transdisciplinaria, un análisis de los procesos sociales que tomen en cuenta las desigualdades económicas y técnicas, las concentraciones de poder y de riqueza, así como la calidad y dirección de los flujos.

Ante las manifestaciones actuales de desencanto con la globalización neoliberal, como atestiguan sobre todo (aunque no exclusivamente) los movimientos populistas de derecha (Trump y Brexit, por ejemplo), o bien su total rechazo (por ejemplo, el Zapatismo), es urgente considerar las posibilidades de su mutación a otro sistema socioeconómico. Visto dialécticamente, hay que reconocer los beneficios de la globalización, pero también poner en relieve su enorme problemática: el mundo jamás fue plano, como se afirmaba en el New York Times, más bien consiste de altos picos y profundos valles que se caracterizan por la desigualdad en la distribución de la riqueza, el endeudamiento y la explotación del ser humano y de la naturaleza.

Lineas de Investigación por Cuerpo Académico

Nombre del Cuerpo Académico Miembros del Cuerpo Académico Responsable del Cuerpo Académico Líneas de Generación y/o Aplicación del Conocimiento/Línea de Investigación Aplicada y Desarrollo Tecnológico Área Disciplina
ESTUDIOS TRANSDISCIPLINARIOS EN CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES - Dra. Martha Micheline Cariño Olvera
- Dra. Lorella Guadalupe Castorena Davis
- Dr. Luis Arturo Torres Rojo
- Dr. José Antonio Beltrán Morales
Dra. Lorella Guadalupe Castorena Davis Estudios Sociales
Estudios Políticos
Estudios Humanísticos
Estudios Culturales y de Género, Violencia de Género
Estudios Socio-ambientales
Ciencias Sociales y Administrativas Sociología,Historia,Ciencia Política y Filosofía
ESTUDIOS REGIONALES Y DEL PACÍFICO - Dra. Antonina Ivanova Boncheva
- Dr. José Antonio Martínez De La Torre
- Dr. Rodrigo Serrano Castro
Dr. José Antonio Martínez de la Torre Desarrollo, Sustentabilidad y Globalización
Conservación, Turismo y Desarrollo Regional
Relaciones Socioeconómicas del Mecanismo de Cooperación Asia Pacífico
Ciencias Sociales y Administrativas Economía y Comercio Internacional
REGIÓN, ECONOMÍA Y DESARROLLO - Dr. Manuel Ángeles Villa
- Dra. Alba Ertirea Gámez Vázquez
- M.C. Eduardo Juárez León
Dr. Manuel Ángeles Villa Cambio global y desarrollo
Turismo y desarrollo Regional
Problemas urbanos
Ciencias Sociales y Administrativas Economía, Estudios Regionales y Desarrollo
CULTURA Y COMUNICACIÓN - Dra. Rossana Andrea Almada Alatorre
- Dra. Rosa Elba Rodríguez Tomp
- Dr. José Antonio Sequera Mez
Dra. Rosa Elba Rodríguez Tomp Identidad, Multiculturalidad e Imaginarios Colectivos
Procesos de Identidad Cultura e Identidad Política
Literatura e Identidad Local Semiótica e Industrias Culturales
Ciencias Sociales Y Humanidades Historia Comunicación Y Literatura
POLÍTICAS PÚBLICAS Y DESARROLLO ECONÓMICO Dr. Oscar Alfredo Arizpe Covarrubias - Dr. Gustavo Rodolfo Cruz Chavez
- Dr. Plácido Roberto Cruz Chavez
- Dra. Judith Juárez Mancilla
Dra. Judith Juárez Mancilla Desarrollo económico, políticas públicas y sustentabilidad
Economía y gestión empresarial
Ciencias Sociales Y Administrativas Economía y Administración Pública
ESTUDIOS HUMANÍSTICOS - Dr. Rubén Olachea Pérez
- Dra Marta Piña Zentella.
- Dr. Gabriel Antonio Rovira Vázquez. Dr. Dante Arturo Salgado González.
Dra. Marta Piña Zentella Literaturas hispánicas
Análisis del discurso
Educación, Humanidades y Arte Literatura, Análisis del discurso, Comunicación
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